La buena noticia es que en los últimos diez años se ha avanzado mucho en la identificación precoz de los pacientes y en el tratamiento más agresivo de la enfermedad. Si reciben el tratamiento adecuado, los pacientes con AR pueden llevar un estilo de vida relativamente normal. Se trata de un marcado contraste con la existencia de veinteañeros postrados en una silla de ruedas. Los expertos en la materia consideran que la artritis reumatoide de inicio precoz es una emergencia médica. Su mortalidad y morbilidad son comparables a las de la diabetes, el asma y las cardiopatías. La artritis reumatoide ataca las articulaciones de forma asimétrica (cada lado del cuerpo se ve afectado por igual), siendo las zonas más comunes las muñecas, los tobillos...
Artritis reumatoide
Los pacientes con artritis reumatoide suelen padecer fatiga y rigidez graves, además de hinchazón y dolor. La reumatoide es una enfermedad autoinmune que afecta no sólo a las articulaciones, sino también a órganos internos como los vasos sanguíneos, los pulmones y el corazón. Los pacientes con AR tienen más riesgo de sufrir infarto de miocardio, ictus, linfoma y otras complicaciones. Es importante tener cuidado al diagnosticar la AR. Las pruebas de laboratorio tienen sus trampas. Un análisis de sangre para detectar factores reumatoides, que da positivo en aproximadamente el 80% de los pacientes con AR, también puede dar positivo en personas con otras enfermedades.
Esto, combinado con el hecho de que 20% de los pacientes con AR tendrán una prueba de factores reumatoides negativa, deja claro que el diagnóstico no debe basarse únicamente en análisis de sangre. Los procedimientos de diagnóstico por imagen también pueden inducir a error. Las radiografías convencionales pueden pasar por alto erosiones frecuentes en las fases iniciales de la enfermedad. Las nuevas tecnologías de imagen, como los ultrasonidos y la resonancia magnética (RM), son más sensibles. Todavía hay esperanza para los pacientes, incluso después de haber recibido un diagnóstico.
Entendámoslo
Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) se consideraban antes la piedra angular de la terapia. Ahora ya no es así. Antes se utilizaban medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (DMARDS). El metotrexato (Arava), la leflunomida, la azatioprina (Imuran), la sulfasalazina (Azulfidine) y la ciclosporina (Plaquenil) son algunos de los DMARDS que se utilizan actualmente. Estos fármacos actúan sobre las células inmunitarias responsables de la inflamación crónica. Aunque los DMARDS son eficaces cuando se toman en combinación, no son específicos. Pueden ser necesarias combinaciones de DMARDS. Los modificadores de la respuesta biológica (BRMS) pueden actuar sobre la enfermedad con mayor precisión que los DMARDS.
La AR es una enfermedad que depende de la señalización entre células inmunitarias. Los responsables de la señalización son unos mensajeros químicos especiales conocidos como citoquinas. Los BRMS actúan tanto a nivel de las citocinas (mensajeros químicos) como a nivel celular, lo que permite un mejor control de la enfermedad y, en ocasiones, incluso su remisión. Los modificadores de la respuesta biológica (fármacos que suprimen los factores de necrosis tumoral (TNF)) son especialmente eficaces. Las células inmunitarias producen el factor de necrosis tumoral, que es una proteína. El TNF es el principal responsable de las lesiones que provocan inflamación. El TNF puede bloquearse para reducir la AR.
En la actualidad hay tres fármacos anti-TNF disponibles: Enbrel, Enbrel y Humira. Anakinra (Kineret), un fármaco biológico, bloquea la interleucina (una citoquina diferente). Estos fármacos permiten a los pacientes controlar su enfermedad hasta el punto de poder llevar una vida normal con trabajo y ocio.
Biomarcadores
Los reumatólogos pueden ahora tratar a los pacientes que no han podido tomar medicamentos anti-TNF con agentes biológicos de segunda línea como Rituxan u Orencia. En el horizonte hay otros fármacos biológicos dirigidos a distintas partes del sistema inmunitario, a distintas citocinas y a distintas vías para proporcionar un mayor control de la enfermedad. Dado que la reumatoide es una enfermedad compleja en la que intervienen muchos mecanismos celulares y citoquinas, tiene sentido atacar la enfermedad en distintos puntos.
Las investigaciones futuras permitirán identificar a los pacientes mediante señales tisulares específicas (denominadas "biomarcadores"). Estos biomarcadores permitirán a los médicos identificar a los pacientes y ofrecerles el mejor tratamiento. Una vez hecho esto, la posibilidad de curación será posible. Es importante obtener un diagnóstico precoz. Las posibilidades de remisión se reducen drásticamente si se deja que se desarrolle el daño.
Acupuntura
La acupuntura es una cura milagrosa para esos terribles dolores corporales que otros medicamentos y antibióticos no consiguen tratar. La acupuntura puede aliviar dolores agudos como los de cabeza, espalda, articulaciones y artritis. ¿Cómo ayuda la acupuntura a aliviar los dolores corporales? La acupuntura es la práctica de insertar agujas en la piel en puntos específicos para liberar la energía almacenada. Se cree que la energía puede conjurarse en puntos específicos y no extenderse por todo el cuerpo. Esto provoca dolor y sufrimiento intensos. La acupuntura o inserción de agujas mejora el reflujo de energía en el cuerpo. Esto reduce el dolor. La artritis puede describirse como una inflamación de las articulaciones, ligamentos o tendones. Puede producirse en cualquier parte. La artritis puede causar rigidez articular de leve a grave e incluso discapacidad invalidante. Puede ser reumatoide, artrosis o gota. Esto causa un dolor inimaginable.
El tratamiento de acupuntura para el dolor de rodilla y tobillo causado por la artritis es único, ya que reduce el dolor en sólo 3-4 sesiones. Después de que se le hayan insertado entre cuatro y diez agujas en la piel, se le pedirá que se relaje durante 30 a 40 minutos. Las agujas se insertan a lo largo de los meridianos, que atraviesan la piel, en los músculos y otros tejidos, pero no en la columna vertebral, el cerebro, el pecho, los vasos sanguíneos o las venas.
Migraña y sinusitis
La migraña y la sinusitis, dolores de cabeza intensos, se caracterizan por sensaciones punzantes, palpitantes y pulsátiles en la cabeza. La sinusitis puede describirse como dolor en todas las partes de la cabeza. La migraña es dolor en una zona, pero el sinusitis es dolor en toda la nariz, las sienes y los ojos. La sinusitis y la migraña no suelen curarse con antibióticos. Sin embargo, la acupuntura puede utilizarse para tratar las migrañas. La acupuntura manual y la acupuntura auricular son las mejores opciones para estos dolores. Esto significa que no se utiliza la electroacupuntura, sino que cada aguja es manipulada manualmente por un acupuntor. La acupuntura auricular consiste en la inserción de agujas en los lóbulos de las orejas para estimular el cuerpo.
Fibromialgia, dolores de espalda y de tejidos blandos son las afecciones más comunes que trata la Acupuntura. El síndrome del túnel carpiano es una afección caracterizada por dolor, hormigueo y entumecimiento en los dedos, las manos y, a veces, irradiado al codo. El síndrome del túnel carpiano se trata con acupuntura mediante agujas en el cuero cabelludo. Se trata de insertar agujas de acupuntura en varios puntos del cuero cabelludo y en puntos meridianos de las manos y la cara. Para obtener un alivio y una mejoría inmediatos, se utilizan imanes, bolitas de metal adheridas y grapas en el cuerpo, los lóbulos de las orejas y la lengua de la persona.