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¿Cómo se diagnostica la gota?

¿Cuáles son los síntomas? ¿Cuáles son los factores de riesgo de la gota? ¿Cómo se diagnostica y trata la gota? ¿Quién debe diagnosticar y tratar la enfermedad? ¿Cómo puede tratarse la gota? ¿Cómo puedo mejorar mi calidad de vida? La gota es una forma muy común de artritis inflamatoria. La gota suele afectar a una articulación cada vez (a menudo la articulación del dedo gordo del pie). Hay momentos en los que los síntomas empeoran, denominados brotes, y otros en los que no. La artritis gotosa puede empeorar con brotes repetidos. La gota es una enfermedad que no tiene tratamiento. Sin embargo, puede controlarse con medicación y estrategias de autocontrol. ¿Cuáles son los síntomas de la gota y cuáles pueden ser? Los brotes de gota pueden ser repentinos y durar días o incluso semanas. Estos brotes van seguidos de largos periodos sin síntomas de remisión, que pueden durar semanas, meses o incluso años.

Dolor articular

La gota suele afectar a una articulación a la vez. La gota es más frecuente en el dedo gordo del pie. El dedo gordo suele verse afectado, así como las articulaciones de los dedos menores y el tobillo. La hiperuricemia es una enfermedad que provoca gota. Se produce cuando hay demasiado ácido úrico en el organismo. Cuando el cuerpo descompone las purinas (que se encuentran tanto en el organismo como en los alimentos), se produce ácido úrico. Cuando hay demasiado, pueden formarse cristales de ácido úrico (monosodio-urato) en las articulaciones, los fluidos, los tejidos y otras zonas del cuerpo. La gota no siempre está causada por la hiperuricemia. ¿Qué puede aumentar las probabilidades de padecer gota? ¿Cómo se diagnostica y trata la gota? La gota es diagnosticada por un médico tras examinar sus síntomas, radiografías, pruebas de laboratorio y exploración física.

La gota sólo puede diagnosticarse cuando se produce un brote en el que una articulación se calienta, se hincha y duele. ¿Quién debe diagnosticar y tratar la gota? La gota debe ser diagnosticada por un médico o un equipo de médicos expertos en el tratamiento de pacientes con gota. Dado que los síntomas de la gota no siempre son específicos, pueden imitar los síntomas de otras afecciones inflamatorias. Los reumatólogos son médicos especializados en gota u otras formas de artritis. Visite el sitio web del Colegio Americano de Reumatología para encontrar un proveedor cerca de su localidad. Una vez diagnosticada y tratada la gota por un reumatólogo, un médico de atención primaria puede hacer un seguimiento de su enfermedad y ayudarle a controlar la gota.

Tratamiento

¿Cómo se trata la gota? La gota puede controlarse eficazmente tanto con tratamiento médico como con estrategias de autocontrol. Control de los síntomas agudos. Para tratar los brotes se utilizan antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como el ibuprofeno, esteroides y el antiinflamatorio colquicina. Prevenir futuras crisis. Los ataques futuros pueden prevenirse introduciendo cambios en el estilo de vida y la dieta, como perder peso, limitar el consumo de alcohol y comer menos alimentos ricos en purinas (como carnes rojas o vísceras). También puede ser beneficioso suspender o cambiar los medicamentos que provocan hiperuricemia (como los diuréticos). Para prevenir la formación de cálculos renales y tofos debido a niveles crónicamente elevados de ácidos úricos, los tofos son depósitos duros de ácido úrico bajo la piel.

A las personas con gota crónica o brotes frecuentes se les puede recomendar un tratamiento preventivo para reducir los niveles de ácido úrico en sangre con fármacos como el alopurinol y el febuxostat. Usted puede controlar su gota mediante estrategias de autocontrol. El autocontrol es lo que su cuerpo hace cada día para controlar su enfermedad. Incluye tomar decisiones saludables en cuanto al estilo de vida. Se ha demostrado que estas estrategias de autocontrol reducen el dolor y la incapacidad para que pueda seguir haciendo las cosas que le gustan.

Artritis

¿Cómo puedo controlar mi artritis y mejorar mi calidad de vida? La gota puede afectar a muchos aspectos de la vida cotidiana, incluidos el trabajo y el ocio. Existen muchas estrategias de autocontrol de bajo coste que pueden mejorar la calidad y la vida de las personas que padecen gota. Los hábitos alimentarios saludables son importantes. Evite los alimentos que puedan desencadenar un brote de gota, como los alimentos ricos en purinas, la carne roja, las vísceras, el marisco y el alcohol. El Programa de Artritis de los CDC sugiere cinco estrategias de autocontrol para controlar la artritis y sus síntomas. Estas estrategias también pueden ser útiles para la gota. Aprenda técnicas de autocontrol.

Asista a una clase de autocontrol para ayudar a las personas con artritis u otras enfermedades crónicas, como la gota. Les ayudará a entender cómo afecta la artritis a sus vidas y aumentará su confianza para controlar sus síntomas y vivir bien. Obtenga más información sobre los programas educativos de autocontrol recomendados por los CDC. Manténgase activo. Los expertos recomiendan que los adultos realicen al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana. Cada minuto cuenta y cualquier actividad es mejor que ninguna. Caminar, nadar y montar en bicicleta son buenas opciones de actividades moderadas de bajo impacto. El ejercicio regular puede reducir el riesgo de desarrollar otras enfermedades crónicas como infartos, cardiopatías y diabetes. Más información sobre la actividad física para la artritis. Infórmese sobre programas de actividad física eficaces. La participación en programas de actividad física puede ayudar a aliviar el dolor y la discapacidad causados por la artritis, así como mejorar el estado de ánimo y la capacidad de movimiento. Las clases se imparten en los gimnasios, parques o centros comunitarios de su localidad. Estas clases pueden hacer que los enfermos de artritis se sientan mejor. Obtenga más información sobre los programas de actividad física recomendados por los CDC.

Recuerde

La gota se produce cuando se acumulan cristales de este ácido orgánico en las articulaciones. La gota puede causar un dolor intenso, que puede empeorar con una ligera presión, como la de una manta. La zona afectada puede volverse extremadamente sensible, calentarse e hincharse. La zona afectada puede descamarse y restringir el movimiento. Los cálculos renales también pueden estar causados por un exceso de este material. Aunque muchos de estos cálculos pasan desapercibidos, los más grandes pueden alojarse en el uréter. Esto puede causar dolor en la ingle, la espalda y el abdomen, así como en el costado o los genitales.

Los cálculos pueden causar micción frecuente y dolorosa, náuseas, vómitos y sangre en la orina. Una persona podría estar sufriendo insuficiencia renal si su flujo de orina empieza a disminuir y hay hinchazón en las extremidades, confusión, dificultad para respirar y somnolencia. Estas afecciones también pueden estar causadas por otros trastornos médicos. Su médico podrá decirle si los síntomas están relacionados con el ácido úrico o con otros problemas de salud. Es importante cambiar la dieta y evitar los alimentos ricos en purinas, que pueden provocar síntomas más graves.

 

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